sábado, 3 de septiembre de 2011

Bert Stern: Marilyn Monroe. La última sesión


En 1962, por encargo de la revista Vogue, el  fotógrafo Bert Stern realizó una sesión fotográfica de Marilyn Monroe para la cual la actriz, de manera excepcional, aceptó posar desnuda. Las fotografías no se tomaron en estudio sino en una suite de hotel para lograr un ambiente más cómodo y desenvuelto para la artista, lo que a su vez obligó a economizar y optimizar los efectos de iluminación. Esta primera serie que ofrecía una imagen inédita, espontánea a la vez que glamurosa y ciertamente alejada del estereotipo oficial establecido por las muy difundidas fotografías oficiales de estudio y de los rodajes fué sin embargo considerada por la revista poco apropiada para su publicación. Por ello se pidió al fotógrafo que realizara una segunda sesión en la que fueran incluidas más ropa, maquillaje e imágenes en banco y negro. Así se hizo y al finalizar esta segunda serie Stern reunió un total de 2.571 fotografías de las que solo una reducida selección fueron remitidas a la revista para su publicación. Marilyn murió apenas 24 horas antes de que el número de Vogue con su reportaje apareciera en los quioscos.
Pasado el tiempo, en 1982 Stern conservaba únicamente 59 de estas fotografías que fueron adquiridas por un coleccionista privado y de las cuales se realizó una publicación bajo el subtítulo "The  complete Last Session". Recientemente Electra ha editado una más reducida pero muy cuidada selección (que es justamente la que ahora nos ocupa) de estas imágenes en un formato similar al de su publicación original.
Bert Stern nació en Brooklyn en 1929. Iniciado al mundo de la prensa y la fotografia antes de cumplir la veintena, destacó en un principio como fotógrafo publicista y posteriormente como colaborador de prestigiosas publicaciones tales como Vogue para las que realizó numerosos reportajes de rutilantes estrellas de Hollywood y famosos personajes de la sociedad de la época. Durante los años 60 del siglo XX Stern encarnó de la forma más perfecta la figura del fotógrafo mundano que triunfaba en todo cuanto emprendía y obtenía repercusión a escala internacional en la práctica totalidad de sus trabajos. Ahora que el paso del tiempo ha ido difuminando su presencia en los medios de comunicación, la contemplación de sus obras, como es el caso de este espléndido reportaje, nos ofrece la impagable ocasión de, a la vez que nos recreamos con la increíble belleza y atractivo que esta irrepetible mujer emanó hasta sus últimos días, meditar sobre cómo, gracias a fotógrafos y personajes como estos, se crearon los iconos y mitos que han forjado la imagen de un siglo del que somos directos herederos.













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