domingo, 9 de diciembre de 2012

Jacques Henri Lartigue: Mundo flotante, mundo feliz.


«Desde niño padezco una especie de enfermedad:
todas las cosas que me maravillan se escapan sin que
pueda guardarlas lo suficiente en la memoria»

"Un mundo flotante-Fotografías de Jacques Henri Lartigue" es el título de una esquisita exposición organizada por la Obra Social  "La Caixa" y Gas Natural-Fenosa en el MACUF (Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa) de A Coruña y que con anterioridad pudo verse, que recuerde ahora mismo, en  Barcelona, Madrid, Lleida, y Zaragoza. Transcribo a continuación un fragmento del catálogo:

«Jaques Henri Lartigue (1894-1986) se ha convertido en uno de los referentes visuales del siglo XX. Nació en Courbevoie, cerca de París, en el seno de una adinerada familia de industriales. Su padre le regaló la primera cámara fotográfica cuando sólo tenía ocho años y, a partir de entonces, comenzó un diario con fotografías y textos breves, que le acompañó durante toda la vida y que constituye un documento extraordinario para conocer el modo de vivir de toda una generación.
Desde niño, Lartigue fue un testigo maravillado de todas las invenciones tecnológicas que revolucionaron la vida del hombre y que transformaron de forma radical los hábitos de la visión. Educado en un ambiente acomodado y ávido de novedades, pronto se sintió atraído por la velocidad y se aficionó a todos los deportes de moda de la época, como las carreras de coches, el vuelo sin motor, el tenis, el esquí o la natación. Parecía poseer una aptitud especial para la felicidad y para disfrutar de la vida con una elegancia despreocupada. No obstante, dotado de una extrema sensibilidad, también tomó conciencia rápidamente de que todo aquello que experimentaba tan intensamente podía desaparecer: la felicidad y la juventud, la luz y la belleza son verdades fugaces. Buscando el modo de retener a toda costa lo que le gustaba descubrió la fotografía, un instrumento ideal y libre que le permitió "conservar" esos días felices y canalizar el paso del tiempo.
La calidad de la mirada de Lartigue sobre el mundo reside tanto en la simplicidad y la gracia con que elegía sus temas como en la conciencia sensible de una repentina relatividad de las cosas... Todo ocurre como si nos liberásemos de la gravedad y el inmovilismo que rigen el antiguo universo para dirigirnos hacia un nuevo mundo más fluido, más veloz, en el que las instantáneas mágicas y los encuadres audaces refuerzan el sentimiento de que, bajo la influencia de una aceleración general, el tiempo se contrae y el espacio se hace realmente elástico.»

Lartigue no fue un profesional de la fotografía, aparte de su participación como fotógrafo en una hoy olvidada película de 1932 su carrera artística siempre se centró en la pintura, hasta que en 1962, a sus 68 años, el azar quiso que algunas de estas imágenes se publicaron en la revista Time. El conservador de fotografía del MOMA John Szarkowski tuvo tal revelación al contemplarlas que le organizó una gran monográfica en 1963 y a partir de ahí recibió un tardío e inesperado reconocimiento. Pero no podemos olvidar que estas instantáneas están tomadas no para la exposición pública sino con el único fin de retener para sí y su entorno más íntimo momentos de placer, diversión y felicidad... es lógico, todos a nuestra manera deseamos hacer lo mismo. Tal vez por eso sea que estas fotografías carecen en absoluto de impostura o artificiosidad y rebosan frescura, alegría y sinceridad. Los que no hemos tenido la suerte de ser agraciados, como Monsieur Lartigue, con el premio gordo en la lotería de la vida podemos, gracias a ellas, compartir aunque solo sea por unos minutos, la ilusión de que la vida podría ser una continuada fiesta, una permanente experiencia excitante y maravillosa cuyo única imperfección es la velocidad con la que se desvanece ante nuestros ojos... Un saludo amigos, hoy más que nunca les deseo un radiante y feliz domingo.



Automóvil  Delage. Gran premio del ACF 1912.
Mi prima Bichonnade. París, 1905.
La cometa de Louis y del señor Hubert Laroze. Rouazart, 1911.
Renée. Carretera de Paris a Aix-les-Bains, 1931.
Hacia las islas. Pierre, Vera y Arlette, Cannes 1927.
Rodaje del film Les Aventures du Roi Pausole Cabo de Antibes, 1932.
Zissou. Rouzart, 1931.
Suzane Lengien. Niza 1921.
Renée. Biarritz, 1930.
Coco en Hendaya, 1934.
Bibi, Arlette e Irene. Tormenta en Cannes- mayo 1929.
Ivonne y Bibi. Royan 1926.
Bibi. Marsella 1928.
Caída de un esquiador. Chamonix 1919.
Gerars y Dani. Royan 1926.
Vera, Villepion, Arlette y Bibi. Cannes 1927.
Bibi, sombra y reflejo. Hendaya 1927.
Jeannine Lehmann. Royan, 1926.
Chou Valton. Playa de La Garoupe, Antibes 1932.
Mary Belewsky. Antibes, 1941.
Renée en la pisciana de la Chambre d'Amour. Biarritz, 1930.
Florette. Paris 1944.
Florette. Paris 1944.